Otro gobierno de izquierda llega a Sudamérica. El ex obispo Fernando Lugo es el nuevo presidente de Paraguay.
Las encuestas fueron confirmadas, el obispo que había renunciado al departamento de San Pedro en 2005 tras expresar su inconformidad con las necesidades de una población cada vez más pobre y desplazada, fue el elegido ayer en Paraguay como el nuevo sucesor del presidente Nicanor Duarte Frutos, quien se mostró derrotado al ver que la hegemonía “colorada” se desvanecía lentamente.
El partido colorado y sus 61 años de régimen unipartidista, al igual que los 35 años de dictadura militar de Alfredo Stroessner comprenden actualmente un hecho histórico para Paraguay, luego de la pérdida sufrida ayer con la elección de Lugo.
Actualmente Paraguay se suma a lista de los países gobernados por la izquierda o centro izquierda, como Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil, Venezuela y Ecuador en Sudamérica, aunque Lugo ha sostenido que no le gustan las comparaciones ideológicas que le han hecho al decir que, “No soy de izquierda ni de derecha. Estoy ubicado en el centro”. “Muchos usamos últimamente la palabra 'izquierda' en América Latina. Pero Paraguay no caerá en la polarización, sino que mantendrá el justo equilibrio”, señaló hace pocos días en el cierre de la campaña de su partido, la Alianza Patriótica por el Cambio (APC).
En Paraguay muchos aún no tienen claro el perfil real del nuevo presidente de ese país, algunos lo ven como el “santo” que viene a cumplir con las funciones de obispo, repartiendo comida a los pobres y velando por sus derechos, mientras otros, en cambio, lo perfilan como un integrante de un grupo extremista y revolucionario, e incluso lo han señalado de haber estado implicado en el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, la hija del presidente Raúl Cubas.
Los nexos de Lugo
Los paraguayos conocieron algo de las Farc cuando en 2005 el cuerpo de la hija del ex presidente, Raúl Cubas (1998-1999) fuera hallado en Asunción luego de 5 meses de estar secuestrada. Investigaciones revelaron que la guerrilla colombiana estaba implicada en el hecho, luego de que ésta estuviera entrenando a grupos al margen de la ley en Paraguay, tanto para el manejo de explosivos y asesoramiento en materia de secuestro.
El presidente Nicanor Duarte aseguró en una visita a Colombia en 2005 que las Farc estaban operando en Paraguay, afirmando que no existían nexos con grupos políticos de izquierda sino con delincuentes dentro de su país. Sin embargo, la polémica volvió a suscitar en las campañas electores pasadas de Paraguay, luego de que la oposición de ese país acusara al nuevo presidente Fernando Lugo de tener nexos con las Farc al atribuirle haber estar implicado en el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas.
En campaña, Lugo ha negado alguna relación con las Farc e incluso ha respondido a las acusaciones de Carmen Villaba, señalada por el gobierno paraguayo como contacto de las Farc, quien aseguró que Fernando Lugo mantiene nexos con un grupo guerrillero en Paraguay a lo que éste respondió que era un “plan poco imaginativo” de difamación.
De igual manera, siendo que es políticamente más favorable el no tener ningún tipo de relación estratégica con los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, Lugo lo ha negado en reiteradas ocasiones insistiendo en que gobernará con la “ayuda de todos y para todos” incluida la oposición. No obstante, las simpatías hacia Lugo por parte de la izquierda bolivariana son públicas y las campañas electores en Paraguay han estado minadas por aspectos y temas extranjeros.
La figura del presidente Hugo Chávez se hizo presente hasta en carteles de propaganda política que buscaban destacar la vinculación entre Lugo y los presidentes de Venezuela y Bolivia, quienes reaccionaron negando cualquier vínculo con el nuevo presidente y además rechazaron oficialmente la comparación con la palabra “conflicto” usada en los carteles de Lino Oviedo.
Solamente dentro de un mes, cuando el ex obispo reciba el nombramiento y comience su función de gobernar, los paraguayos sabrán entonces, quién es y cómo será su nuevo sistema de gobierno. Aunque no será nada fácil ya que heredará un país donde 5 de cada 10 paraguayos no saben leer ni escribir, el 13 por ciento de la población es desempleada y el 42 por ciento vive en la pobreza.