lunes, 5 de mayo de 2008

Otro monstruo desconocido

La “casa del horror” atemoriza hoy a la población austriaca, luego de que Josef Fritzl mantuviera encerrada allí a su hija y abusara sexualmente de ella sin que nadie se enterara.

Al parecer, los casos de niños secuestrados sin que nadie oiga o sepa nada se repiten en Austria una vez más, el caso de Elisabeth Fritzl quien fue retenida por más de 20 años y abusada sexualmente por su padre se suma hoy a otro caso como el de Natascha Kampusch, quien duró 8 años en cautiverio y fue violada por su secuestrador, al igual que el crimen descubierto el año pasado por la policía austriaca en el cual una madre encerró a sus tres hijas a oscuras durante siete años en Austria, el mismo país que hoy horrorizado no se explica como el padre de Elisabeth Fritzl mantuvo encerrada desde los 11 años en el sótano de su casa a su hija y a tres de sus hijos-nietos sin que nadie supiera nada.

Josef Fritzl de 73 años tuvo siete hijos con su propia hija. Le había sido concebida sin mayores problemas la custodia parental de tres de sus hijos-nietos, luego de que éste asegurara a las autoridades austriacas que su hija los había abandonado en frente de su casa porque hacía parte de una secta. Según acusaciones de la cuñada de Josef, éste ya había estado en prisión por abuso y acoso sexual, sin embargo, tal parece, que sus extraños comportamientos y el secreto que mantenía en el sótano de su casa no habían levantado la más mínima sospecha de las autoridades austriacas.

Aunque Rudolf Mayer, abogado de Josef Fritzl asegure que su víctima tiene serios problemas mentales y que por tanto, no debería ser llevado a prisión sino ser internado en un centro psiquiátrico porque no puede afrontar un juicio, la policía austriaca asegura que Fritzl era un hombre “muy inteligente”, quien pudo instalar cerraduras con claves, ampliar el sótano de su casa estratégicamente a medida que el número de hijos-nietos iban aumentando, construir paredes contra ruidos, inducir partos sin ayuda médica y la compra de ropa para sus víctimas sin que ni sus familiares, amigos, vecinos y hasta la policía se dieran cuenta de su macabro secreto.

El sorprendente caso fue descubierto por la policía luego de que una de sus víctimas, la hija mayor de Elisabeth Fritzl, fuera trasladada a un hospital de Amstetten, ciudad donde sucedieron los hechos, porque padecía de una extraña enfermedad genética que según los médicos solamente se da en casos de incesto. Kerstin de 19 años habría visto la luz por primera vez cuando fue llevada al hospital. Actualmente, se encuentra en un coma profundo, según Albert Reiter, médico de la joven dijo a BCC mundo que "sólo Dios sabe" si podrá sobrevivir.

La policía austriaca retuvo a Josef Fritzl en su casa, luego de que éste extrañamente liberara a los otros dos hijos-nietos y a su propia hija argumentando que ésta había regresado a la casa y que sus hijos habían sido producto de la secta a la que Elisabeth pertenecía. Luego de la aparición de Kerstin, de su madre y sus otros dos hermanos, las dudas por parte de las autoridades hacia Josef esta vez si no se hicieron esperar y las investigaciones iniciaron luego de 20 años de cautiverio.

A medida que avanzan las averiguaciones la policía argumenta que el suplicio padecido por Elisabeth y sus hijos fue infrahumano y “desgarrador”. Según el jefe de la Oficina de Asuntos Penales de la provincia de Baja Austria, Franz Polzer dijo a los medios de comunicación que, “hay no sólo una, sino varias habitaciones: una para dormir, una para cocinar y un baño” en el “sótano del horror”.

Al parecer, Josef Fritzl no habría sido la única persona que entró a ese lugar, según un vecino del violador aseguró haber visto a otro individuo entrar a la macabra cárcel, aparentemente el sospecho personaje era un obrero que le ayudaba a Fritzl con la ampliación y arreglos del sótano donde abusaba de su hija.

Alfred Dubanovsky, quien aseguró haber visto a otra persona entrar al lugar, dijo que Fritzl les tenía prohibido a los inquilinos del edificio acercarse, mirar o tratar de entrar a la despensa, que según Dubanovsky creía era usada para almacenar alimentos.

Lamentable, porque no eran alimentos sino personas que no habrían visto la luz por muchos años, y que ahora, según la defensa se encuentran en grave estado de salud tanto físico como mental. “Han sobrevivido, pero están todos enfermos. Nunca fueron vistos por un médico. Todos tienen problemas con la dentadura”, dijo Franz Polzer, jefe de la policía. De igual manera, el lamentable hecho cobro la vida de uno de los hijos de Fritzl, quien dijo haberlo incinerado en el patio de su casa luego de que muriera días después de nacer.

Expertos aseguran que la cultura austriaca tiene fama, incluso en su propio territorio de no entrometerse en asuntos ajenos y hacer caso omiso a problemas graves como el abuso de menores, extrañamente las denuncias de algunos vecinos en ese país habitualmente son por problemas de ruido, animales bulliciosos o por falta de higiene, pero problemas que no afectan directamente a sus habitantes no son algo que les incumba a los austriacos.

El “terrible sótano del horror” como lo han llamado algunos de los vecinos de Amstetten, quienes ahora extrañamente se han acordado de sucesos que revelan datos importantes para la policía sobre el abuso sexual padecido por Elisabeth es hoy el gran debate entre expertos y sicólogos quienes piden que, “ya no se puede permitir que los antecedentes por delitos sexuales desparezcan de los archivos judiciales a los 15 años”, lo que llevó a que Fritzl con antecedentes de abuso sexual pudiese adoptar a tres de sus hijos-nietos y actuara delante de sus amigos, familiares y vecinos como un hombre común y corriente en ese país.

Los interrogantes siguen presentes, pues la comunidad internacional no se explica como este caso duró más de 20 años sin conocerse, y peor aún que un hombre que había estado en la cárcel durante 18 meses por violación sexual en contra de una mujer en el año 1967 apareciera con cartas supuestamente escritas por su hija en donde argumentaba que ésta quería abandonar a sus padres, y que además cedía la custodia de sus hijos a quienes ni siquiera se les hizo una prueba de ADN. Además, que los problemas sexuales del agresor eran de conocimiento tanto de los habitantes de Amstetten como de su propia esposa, quien aseguró no haber visto o escuchado nada.

Ya son tres los secuestros inadmisibles que en los últimos años han sido conocidos en Austria. Natascha Kampusch, cuyo caso todavía es noticia en los medios de comunicación y que al parecer demostró negligencia por parte de las autoridades austriacas para dar con su paradero tras ser raptada desde los 10 años de edad. Actualmente decidió ayudar a las víctimas del reciente flagelo sufrido por Elisabeth Fritzl de 42 años y sus seis hijos en Austria, en donde al parecer, el abuso sexual en contra de menores es más habitual de lo que parece.